lunes, 7 de marzo de 2016

El peatón NO siempre tiene preferencia

Peatón cruzando imprudentemente la Av. Juan Tanca Marengo
El tráfico en Guayaquil es cosa seria, nadie lo puede negar. Incluso hay un dicho popular que reza "si puedes manejar en Guayaquil, puedes manejar en cualquier lado", debido a lo agresivo del tráfico de nuestra ciudad. Pero la agresividad no viene solo de los conductores. Los peatones también tienen su dosis de responsabilidad. En realidad, hay estadísticas al respecto:

Según la Agencia Nacional de Tránsito, de los 3,044 accidentes registrados en enero 2016, 120 (3.94%) fueron responsabilidad exclusiva de los peatones, por no transitar por las aceras y zonas de seguridad asignadas para el efecto, y cruzar la calzada sin respetar la señalización existente; y se dieron 32 siniestros (1.05%) que se dieron por irresponsabilidad tanto de peatones como de conductores, siendo los casos de subirse o bajarse de vehículos en movimiento sin tomar precauciones (o sea, subir y bajar "al vuelo" del bus), y por dejar y recoger pasajeros en lugares no permitidos. Todas estas situaciones suman 152 siniestros (4.99%) de accidentes que pudieron haberse evitado si los peatones fueran más prudentes.

¿Qué... no sabía que las peatones también pueden ser responsables de los accidentes? De repente se le viene a la mente de manera automática la respuesta "pero el peatón siempre tiene preferencia"... pues no. El peatón tiene preferencia, siempre y cuando esté cruzando la calzada por donde debe, y cuando debe. En las zonas de seguridad peatonal, conocidas como "paso cebra" (aunque no he visto cebras usándolo), fáciles de usar, al nivel del piso, y en muchos sitios controladas con semáforos, veo a diario todo tipo de irresponsabilidades por parte de los mismos peatones.

Uno de los casos mas comunes de errores al cruzar la calle, es lo que yo le llamo "peatón tendiendo al infinito", aquel que empieza a cruzar la calle por donde debe, pero a medio camino decide que llegar a la esquina le hará perder el tiempo, así que empieza a dibujar una especia de parábola, saliendo de la zona de seguridad diseñada para él. Es algo más o menos así:
La línea roja representa un peatón que no sabe usar una zona de seguridad peatonal.
Otro caso clásico es el de los peatones que deciden cruzar aunque el semáforo peatonal está en rojo, ante lo cual yo debo admitir que no le veo mayor problema si hay poco o nulo tráfico a tal punto que el peatón puede cruzar incluso sin necesidad de acelerar el paso, pero hay gente que decide pegar un ligero trote, el cual acaba repentinamente a media calle, y a partir de ahí empiezan a caminar, pero "pisando duro", como si eso fuere equivalente a correr. Y se enojan si uno les pita.

Y al parecer leer un semáforo peatonal resulta una tarea difícil. Ciertamente hay modelos variados, unos solo tienen los colores rojo y verde, en otros las luces tienen imágenes que cambian de forma, e incluso los hay animados, pero el concepto es el mismo. Cuando la luz roja está encendida, el peatón no puede avanzar, y cuando lo está la verde, puede pasar, y si dicha luz está parpadeando es el equivalente a la luz amarilla: el cambio a rojo es inminente, y si ya está cruzando cuando ocurre este cambio, mejor apúrese terminando de cruzar, siempre con precaución. Sencillo, ¿verdad? Pues parece que no. Un par de veces he visto personas a punto de ser atropelladas debido a que decidieron cruzar en el momento que el semáforo vehicular se puso en verde, y el peatonal en rojo. En ambos casos los peatones se quedaron parados en sus esquinas mientras los semáforos les daban el paso, y cuando el se dio el cambio a preferencia vehicular, emprendieron el cruce como si estuvieran haciendo lo correcto. Llegué a considerar algún caso extremo de daltonismo, pero un daltónico sabe que la luz de arriba es la roja y la de abajo es la verde. Consideré también que la gente puede confundirse con los semáforos debido a la impresionante cantidad de semáforos virados que hay en nuestra ciudad, pero la descarté sencillamente porque ambos tipos de semáforos son muy diferentes en forma y tamaño. En ambos casos, los peatones infractores llegaron al otro extremo equivocadamente indignados con los conductores. Y si resultaban atropelladas, lo más probable es que la gente se le vaya encima al conductor, creyéndolo responsable.

Y hay que tener en cuenta que el que una intersección esté correctamente señalizada y semaforizada no garantiza seguridad. Igual hay que ver a ambos lados antes de cruzar, y estar con todos los sentidos atentos, ya que es muy común ver bicicletas e incluso carretillas avanzando en contravía, pegados a la acera o a los vehículos estacionados. Incluso uno debería evitar hablar por teléfono mientras cruza la calle, ya que así como el teléfono celular distrae y limita la atención de un conductor, puede hacer lo mismo con un peatón.

¿Cómo corregimos esta situación? Educación, obvio. ¿Y quién está encargado de la educación? Todos nosotros. Existen campañas constantes de educación vial emprendidas por parte de la CTE y la ANT, pero a la gente le entra por una oreja y le sale por la otra. ¿Por qué? Nuestra cultura. La cultura de "las reglas son para todos menos para mi". Normalmente nuestros padres nos enseñan a cruzar la calle, a leer un semáforo, pero nuestros mismo padres salen ocasionalmente con "si ves que puedes cruzar, cruza, no importa lo que diga el semáforo", y la berreada mentira "el peatón siempre tiene preferencia". Los que nos enseñan las reglas, nos enseñan a romperlas, y hasta a ignorarlas.

Para finalizar, vale la pena recordar que si un peatón es atropellado por un accidente que él mismo provocó, después de recuperarse de sus lesiones pagará multa, prisión, y deberá reparar los daños provocados a quien lo atropelló.

¿Y usted... se considera un buen peatón?

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