jueves, 3 de marzo de 2016

Qué difícil es hablar (y escribir) el español


El español, el español. Mi idioma natal, no porque nací en España, sino porque nací en Ecuador, y aquí no existe el idioma "ecuatoriano", existen ecuatorianismos, que es otra cosa. Cada país en el que se habla la lengua de Cervantes gracias a la conquista/invasión española de 1492, ha adaptado el idioma, en parte por ignorancia (a la "resaca", dependiendo del país, le dicen "chuchaqui", "guayabo", "cruda", "goma", etc.), en parte por vagancia (por ejemplo, la "Gillette", porque hoja de afeitar desechable es muy largo), porque hay ocasiones en que la palabra correcta para definir un término no suena lo suficientemente imponente para lo que se quiere decir (ahora "culo" se puede decir "culamen"... porque 3 letras más eran necesarias), o porque se las tradujo del inglés tal como suenan ("home run" se convirtió en "jonrón"). Y todo es aceptable. Cada región tiene su "propio español", por así decirlo, con sus respectivos regionalismos aceptados por la RAE (Real Academia Española, por si acaso), y agregados a su diccionario. Pero lo que no tiene perdón, es que la gente destroce el idioma, reincidiendo constantemente en errores gramaticales y ortográficos al momento de hablar o escribir.

Hay cosas que uno escucha o dice todos los días, casi como respuestas automáticas, que no tienen sentido, pero ya nos acostumbramos. Por ejemplo, el típico saludo con pregunta: "¿Cómo estás?", al que más de uno responde el monosílabo: "Aquí". Uno pregunta cómo está uno, no dónde está uno. Es más o menos como preguntar si alguien se encuentra en un lugar, y que le respondan de manera cortada: "No se encuentra". ¿Será que se buscó bien? Por favor, terminen la frase: "No se encuentra aquí".

También hay combinaciones o mezclas extrañas, palabras que no tienen por qué estar juntas en una frase, sencillamente porque sobran, provocan redundancia, y a veces repugnancia. Tal es el caso de "accidente fortuito". Con "accidente" basta, si no fuese fortuito, es sabotaje. Es el equivalente de "error involuntario"; no todos los días uno se equivoca a propósito. El caso más común de este tipo se evidencia al decir "ambos dos", redundancia la cual era aceptada en el español antiguo y medieval, pero hoy ya no se debe utilizar, a menos que se haya nacido en el medioevo. Y hay un caso más común pero que es casi imperceptible: "puños cerrados"... Si el puño estuviera abierto, deja de ser puño.

También se ha visto que al no saber cómo utilizar un verbo, se lo equipara con uno que se le parezca en sonido, así nace el verbo "preveer" (inexistente), el cual la gente utiliza en lugar de "prever", pero mezclado con "proveer". La gente suele conjugar bien el verbo, pero se enredan con el infinitivo del mismo. Aunque a más de uno he escuchado decir "preveyó" en lugar de "previó". Lo he dejado vivir porque el homicidio sigue siendo ilegal.

No podemos olvidarnos de la gente que utiliza los términos "allá", "haya", "halla", y "ah, ya", de manera correcta al hablar, pero no les han contado que se escriben diferente. La forma unificada de preferencia suele ser "haya", aunque nunca faltan los que cuando quieren decir "haya", escriben "haiga", o en lugar de "a ver" mandan un "haber" sin que haya quién les queme las manos para que aprendan.

La conjugación del verbo irregular "ir" suele poner en problemas a más de uno, a quienes he sorprendido escribiendo "iendo" en lugar del gerundio "yendo". Admito que no es una palabra la cual uno tenga que escribir todos los días, pero sí la decimos bastante seguido. Y esto de los verbos irregulares en una joda, verbos terminados en "gir", dependiendo de la persona o el tiempo, cambian la "g" por una "j", para mantener el sonido. Ahí es donde considero que nuestro idioma tiene un problema de diseño.

Otro error (al menos según yo) que tiene nuestro idioma, es uno "matemático", y muy recurrente: juntar el adverbio "tampoco", o un "no" y el pronombre "nada" en la misma frase. Son dos negaciones juntas, y en matemáticas, a uno le enseñan que la negación de una negación, es una afirmación. Así, decir "no hice nada", debería entenderse como "yo lo hice", o "yo tampoco vi nada", como "yo lo vi". No entiendo nada. O sea... ¿entiendo?

¿Y los signos de interrogación y de admiración al inicio de una oración, los vieron? ¿Se les hace raros? Mucha gente no los usa porque su teclado está en inglés. No es excusa, yo también trabajé un tiempo con un teclado en inglés, y una simple combinación de teclas corrige el problema, al igual que facilita el uso de las tildes. Ah, pero siempre encuentran la arroba, a pesar de que normalmente está regada por el lado superior izquierdo del teclado. Y abusan de ella, no solo para escribir correos; también es indispensable en Twitter, y además la usan para indicar una especie de género doble, así como niñ@s significa "niños/as". Y no es porque sea más fácil ubicar la "@" que el "/". Simplemente están redefiniendo el idioma.

Hablado de los que redefinen el idioma, tenemos la gente que escribe de esta manera en sus teléfonos celulares:

"…Pk no t vienes sta tarde al cntro kmercial???"

La "k" se ha vuelto multiuso, suena indiferente como "ca", "que", "qui", "co" o "cu", dependiendo del contexto. Las vocales suelen ser opcionales, y se abusa de los signos de admiración y de interrogación de cierre. Básicamente, tiene que aprender nuevas reglas ortográficas, lo cual es extraño dado que evidentemente no aprendieron las reglas originales. Una vez hice el intento de escribir así, y del esfuerzo me sangró la nariz. Además, teniendo teclado autocorrector, y que al mismo tiempo sugiere palabras, ¿cómo puede alguien escribir de esa manera?¿Qué se están metiendo?

Nuestro idioma es rico, y variado, y no se merece ese maltrato. Quiero finalizar compartiendo el vídeo del tema "Qué difícil es hablar el español", el cual fue prácticamente inevitable recordar mientras escribía este artículo, y cuyo título me permití tomar prestado:


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