domingo, 28 de febrero de 2016

La pasión del fútbol

La famosa imagen del "Bengalazo"
El fútbol, el fútbol. Pasión de multitudes, Industria que maneja cantidades enormes de dinero. El deporte más "fácil" de practicar, solo necesitas un par de equipos parejos, un balón, y algo que sirva para limitar un arco. No necesitas gran equipamiento, solo ropa cómoda, y dependiendo de la edad, ni siquiera necesitas un balón, hasta un envase vacío de jugo sirve. Tal vez esta facilidad para practicarlo es lo que genera que tenga tantos fanáticos: cualquiera que haya practicado el deporte, se identifica con los jugadores en cancha, y hasta reclama porque ocasionalmente no pueden hacer algo que ellos tampoco pudieron hacer en su vida.

Y la afición por el deporte casi siempre obliga a que uno sea fanático de un equipo en particular, sin que haya una verdadera razón para ello. La mayoría "hereda" el equipo de fútbol, así como suelen heredar la religión. Yo heredé el barcelonismo y el catolicismo, pero me supe deshacer de ambos, no sé cuál me sirve menos en la vida. Me gusta el fútbol, pero no estoy pendiente de ningún equipo. Y hay gente para la que el fútbol es una religión, pero no porque practique el deporte, sino porque siempre está pendiente de su equipo (y del rival), ya sea porque va al estadio, o ve el partido por TV... y espera el resumen de la noche para ver la repetición de los goles. Hasta ahí, es aceptable, cada quién tiene derecho a escoger su pasatiempo, y decide el tiempo que le dedica al mismo. Pero la industria del fútbol (no el deporte) tiene una serie de elementos y personas que no deberían existir:

Periodismo deportivo parcializado: Tengo entendido que el periodismo debe ser imparcial, pero parece que en el ámbito deportivo esto no aplica. Todo periodista deportivo tiene su equipo preferido, y muestran sin ningún problema o tapujo su alegría o amargura si su equipo gana o pierde. Y por alguna razón, si su equipo pierde, le dan palo como a enemigo, y son capaces de iniciar campañas para banquear a jugadores o cambiar técnicos. Y no falta el que se cree técnico. Hay gente en pantalla que hace esquemas de cómo debería jugar su equipo favorito, cuando no son capaces de dirigir al equipo de su barrio. Lamentablemente, gracias a esto, los jugadores no solo deben estar pendientes de su rendimiento deportivo, también tienen que saber ganarse a la prensa.

Árbitros parcializados: No sé si los árbitros deben pasar pruebas psicológicas antes de permitirles ejercer su carrera, pero un detector de mentiras ocasional sería muy apropiado. Hay quienes benefician a un equipo u otro dependiendo de sus preferencias o intereses (que pueden ser personales, económicos, y hasta políticos), y lo hacen abiertamente sin que alguien les diga algo. Recordemos a Juan Carlos Loustau anulando un gol legítimo en la final de la Copa Libertadores de 1990, o a Byron Moreno extendiendo un partido 12 minutos en el 2002. Estos árbitros no solo influyen en los resultados anulando goles o tomando decisiones inexplicables, también afectan el comportamiento de los jugadores, quienes notan el claro perjuicio que se les hace, y hace que pierdan el control. Recordemos que José Francisco Cevallos esperó hasta el final de su carrera para pegarle una puteadita de confianza a Intriago que la tenía guardada por 20 años, por supuestamente perjudicarlo constantemente.
Byron Moreno expulsando a Francesco Totti en el mundial Japón-Corea 2002.
Esta me pareció una buena actuación
Barras bravas: Estos son el equivalente de los fanáticos religiosos. Para ellos es más importante la barra, que el mismo equipo. Incluso suelen tener su propio uniforme, no utilizan el uniforme del equipo al cual apoyan. Tienen un funcionamiento similar al de las pandillas, y sus integrantes suelen adoptar actitudes de matones, especialmente cuando están en grupo, y si se topan con barras del equipo contrario, lo más probable es que hayan problemas, al punto que la Policía debe intervenir. El otro día de casualidad vi que en la espalda de las camisetas de los integrantes de una barra brava, tenían el lema "SEMBRANDO TERROR" así en mayúsculas. ¿Y el fútbol, dónde quedó? Esta misma gente suele tener frases recurrentes como "la vida por los colores", y barbaridades semejantes. Parecen no pensar lo que dicen, y conozco casos en que los integrantes de dichas barras ni siquiera ven el partido, solo van a joder y a perderse en las drogas y el alcohol que se reparten en dichas barras. En Argentina las barras bravas llegaron a ser verdaderas mafias, no dejemos que eso ocurra aquí también.

Jugadores exagerados: El fútbol es un deporte de contacto por definición, pero hay más de un delicado que exagera al recibir un golpe, para provocar que una simple amonestación se convierta en tarjeta, o incluso los que inventan faltas o agresiones desde las barras, para provocar la suspensión del partido o incluso sanciones al otro equipo por la falta de garantías, como ocurrió en 1989 con el famoso Maracanazo de la Selección Chilena. Si acaso el evento es muy antiguo para ustedes, veamos un ejemplo más fresco: un "piscinazo" de Robben ante México en el mundial 2014:
Y el Óscar es para...
Esto provocó un tiro penal, y la clasificación de Holanda sobre México a los cuartos de final. La responsabilidad también es de los árbitros, pero a veces las acciones son tan rápidas, y hay tanta gente en el campo de visión, que puede ser difícil interpretar correctamente lo que se ve. Pero este tipo de actitudes está siendo sancionada en el fútbol europeo a nivel interno, si se detecta que un futbolista intentó "sorprender" al árbitro, la dirigencia del club correspondiente toma acciones disciplinarias para evitar que esto ocurra. ¿Y en nuestro fútbol? Bien, gracias. El resultado es lo importante.

Dirigentes corruptos: Esto está de moda. En Estados Unidos, donde el fútbol no es ni de lejos la pasión de multitudes que es en el resto de países donde se practica, el FBI destapó una red de corrupción en la FIFA que cubre buena parte del globo. Dirigentes de diferentes federaciones han aceptado su culpa, y han confesado el reparto de dinero que se ha venido dando a lo largo de los años. Esta misma dirigencia corrupta influía sobre árbitros, y es la que impide que se implementen tecnologías que permitan evitar dudas en las acciones de los partidos, ya que no les permitirían manejar resultados. Y a nivel local, es un secreto a voces que más de un directivo de ciertos clubes se han aseguran una tajada para ellos mismos cada vez que se negocia un jugador.

Noticieros de ¿farándula???: Esto es lo más absurdo. Un futbolista profesional es una persona a la cual se la debe calificar únicamente por lo que hace en el campo de juego. Si sale a tomarse un trago a un bar, y si lo ve alguien mal intencionado, lo califican automáticamente de borracho. Si se encontró en una riña, así no sea quien la haya provocado, lo acusan de bravucón. Si termina una relación y termina otra, lo acusan de mujeriego. No hay cómo ganar con el "periodismo" de farándula. Deben dejar de meterse con el deporte, y enfocarse en la gente pantalla, ellos son quienes los necesitan para seguir siendo famosos.

A pesar de todo lo mencionado, no tengo nada en contra del fútbol. Me gusta, pero la industria y el mercantilismo alrededor de él, no me termina de convencer. No entiendo por qué un futbolista puede llegar a ganar suficiente dinero para comprar mansiones, autos deportivos, yates y hasta aviones, cuando lo único que hacen es lucirse en un deporte y dar alegrías momentáneas a sus seguidores... ¿acaso el fútbol derrocó a la religión como nuevo opio de los pueblos? Mientras tanto, un maestro, un médico, un policía o un bombero hacen trabajos más importantes, y más de uno no es capaz de comprar casa propia con lo que gana. Qué carajos, que viva el fútbol.

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